Al final, hemos estado otro día más aquí. Ayer tenía aún el tobillo un poco tocado, pero hoy, ya no lo tengo inflamado y puedo andar sin cojear. Así que, dentro de un rato partimos. Pachuco ha ido a leer una revista detrás de un arbusto. Me encantaría hacer lo mismo, pero la verdad, si no estoy en casa, es como que me cuesta. Este me dice que tengo que cambiar el chip, pero, ¡coño!, que cuesta. No quiero ni saber cómo va a limpiarse el ojete, porque papel higiénico, no tenemos. ¡Bah!, la naturaleza es sabia. Eso espero…
Bueno, hemos repartido lo que poseemos en dos mochilas que llevaremos a nuestra espalda. Básicamente, llevamos agua y comida en ellas. La ropa y las armas las llevamos puestas. Ahora es cuando me maldigo por no haber cogido la tienda de campaña que había en el trastero de la casa de Pachuco. A ver dónde pasamos la noche. No tenemos ni un triste mechero para hacer fuego. Voy a mirar en la guantera del coche. Nunca se sabe.
Pues no, no hay nada. Siempre podemos usar el mechero del coche para encender una antorcha y marcharnos de allí con el “fuego puesto”, como los hombres primitivos, pero creo que no lo vamos a hacer.
Ah!, lo que se me olvidaba contar, también nos llevamos un paraguas que había en el maletero. Aún no lo ha hecho, pero lloverá. Lo raro, es que en este mes, no lo haya hecho ya.
Bueno, vamos a partir. De entrada, nos toca subir una montaña. Somos unos tipos afortunados. Nunca fui con Eneko al monte a dar una vuelta y ahora me voy a hartar.
Bueno, hemos repartido lo que poseemos en dos mochilas que llevaremos a nuestra espalda. Básicamente, llevamos agua y comida en ellas. La ropa y las armas las llevamos puestas. Ahora es cuando me maldigo por no haber cogido la tienda de campaña que había en el trastero de la casa de Pachuco. A ver dónde pasamos la noche. No tenemos ni un triste mechero para hacer fuego. Voy a mirar en la guantera del coche. Nunca se sabe.
Pues no, no hay nada. Siempre podemos usar el mechero del coche para encender una antorcha y marcharnos de allí con el “fuego puesto”, como los hombres primitivos, pero creo que no lo vamos a hacer.
Ah!, lo que se me olvidaba contar, también nos llevamos un paraguas que había en el maletero. Aún no lo ha hecho, pero lloverá. Lo raro, es que en este mes, no lo haya hecho ya.
Bueno, vamos a partir. De entrada, nos toca subir una montaña. Somos unos tipos afortunados. Nunca fui con Eneko al monte a dar una vuelta y ahora me voy a hartar.
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