viernes, 18 de diciembre de 2009

13 de noviembre de 2009. 23:41 horas

Como era de esperar, después de haber dormido tanto, ahora no tengo sueño. Pero bueno, no importa, contaré el plan que tenemos para mañana, eso me ayudará a comprenderlo mejor y ver si hay algún fallo.

Bien. No saldremos por la parte delantera. Hemos dado el coche con el que llegamos como perdido. La puerta metálica y la valla de ladrillo aguantarán a Bucle y compañía durante toda la vida. Seguro. Sin embargo, la casa, por la parte de atrás tiene una de esas vallas metálicas, de unos dos metros de altura. Pero que no deja de ser un trozo de tela metálica en vertical sujeta de unos palitos.

Esta gente no estaba falta de nada. Pues lo aprovecharemos. Expropiación de bienes. Nos llevamos su coche. Un Nissan Murano. Cuando compré el mío, vi fotos de este corriendo por un pequeño río y todo. Así que, seguro que puede atravesar la valla, y salir campo a través hasta llegar a la carretera. Y si no está diseñado para ello, ahora mismo, en mi cabeza, lo está. La verdad, que un Renault Clío, también hubiera estado diseñado para andar por el monte ahora mismo.

Ya tenemos todo listo, hemos rellenado nuestras mochilas con las latas que no interesaban llevar y hemos dejado otras que teníamos repetidas. De paso, como tenemos coche grande, nos llevamos dos bolsas de deporte con ropa. Jeje, papaíto era de mi talla. Ah!, y me llevo su mini ordenador portátil. Un Sony nosequé. Me ha hecho gracia, porque tiene un teclado que me ha recordado al Spectrum 16K, jajaja. Lo que, también, me recuerda, que yo ahora debería estar en la Party de Astillero (aunque se haga en Santander, seguirá siendo la de Astillero). En fin. Otra ilusión perdida. Superaré mi decepción con mi nuevo coche.

Hemos encontrado un mapa de carreteras en la guantera del coche, y nos hemos guiado por él para saber qué camino seguir y volver a coger la autopista. Tendremos que seguir adelante y atravesar un par de núcleos urbanos antes de incorporarnos a la autopista. Esperemos no encontrarnos a nadie por el camino. A nadie vivo, me refiero.

La verdad, es que hacemos unos planes patéticos. Son planes a diez minutos vista. Pero bueno, he llegado más lejos de lo que cualquiera de mis profesores jamás creyó.

Me voy a leer un rato, a ver si me entra algo de sueño.

13 de noviembre de 2009. 19:20 horas

Anoche encontré el botiquín de esta gente. Llevaba días sin apenas dormir. He encontrado algo llamado Dormidina 25. Jamás había tomado nada parecido, pero no podía con mi alma; y con el ruido que hay fuera, me es imposible descansar. Me tomé dos pastillas. He dormido toda la noche de ayer y todo el día de hoy hasta hace un rato. Me ha dicho Pachuco que ha intentado despertarme esta mañana al ver que no me levantaba, pero no lo consiguió. No me acuerdo de nada, y eso que soy de sueño ligero.

Al menos, me encuentro mejor después de una ducha y comer algo. Con la cabeza mas despejada, he visto el estropicio que hice ayer. Aunque ya es de noche, las farolas están encendidas y dejan ver la carretera en la que está esta casa que ocupamos.

Bueno, voy a bajar a hablar con este para concretar cómo vamos a salir de aquí. Aún tengo un poco la cabeza en otro sitio.

jueves, 17 de diciembre de 2009

12 de noviembre de 2009. 13:31 horas

La he cagado bien cagada. Esta noche no he podido dormir nada por culpa de Bucle. Ese ruido constante cada pocos segundos no ha dejado que pudiese conciliar el sueño. En un arrebato de ira, salí a la calle, cogí una piedra y la tiré lejos, a través de la valla, a ver si se marchaba tras ellas como un perro. Como no me ha hecho ni caso. Fue entonces cuando me he puesto a gritarle que se marchara, y a tirar más piedras. He despertado a Pachuco, que ha bajado gritando que me callase la boca. Al final empecé a gritar también a Pachuco con que hace dos días que no duermo. Pachuco no es de los que gritan, pero es de los que te mandan a tomar por el culo. Pues eso ha hecho. Mandarme a la mierda y volverse dentro. Fue cuando me callé la boca.

No nos dimos cuenta porque estaba gritando, pero al callarme, oímos a Bucle dar golpes a la puerta y decirnos, en su idioma, que quería hincarnos el diente. La puerta de la verja es metálica y el ruido ha atraído a cuatro zombis mas, que se han unido a él, aunque solo uno se le ha unido para golpear la puerta. Los otros tres dan vueltas por la zona. Parece que saben que hay comida cerca.

Nuestro plan de coger el coche y seguir por la carretera se ha ido al traste. Ya no sirve. Podríamos con uno, pero no con tantos. Tenemos que pensar cómo salir de allí. Preferiblemente en un medio de locomoción seguro.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

11 de noviembre de 2009. 16:06 horas

Cómo pasa el tiempo. La verdad, que si no es con la pachorra que tenemos, no sabríamos cómo aguantar tanto en un sitio sin poder salir. Lo bueno de la gente que tiene dinero, es que poseen cantidad de cosas con las que entretenerse. No sabía que hubiese gente que se gastase tanto dinero en juegos de la Play 3. La mayoría no valen nada, pero como tienen muchos, nos hemos entretenido probándolos todos. Además, esta familia tenía una cantidad ingente de películas en DVD, eso si, leer no les debía gustar mucho.

Tenemos pensado salir en un par de días. No sabemos porqué, no funciona el gas y no podemos cocinar algunas de las cosas de las que disponemos. Solo podemos usar el microondas.

Por supuesto, hemos intentado ver la tele, pero no hemos cogido nada. Solo se ve la carta de ajuste. Es evidente que Internet funciona, pero no he podido comunicarme con nadie. Ninguno de los dos hemos podido.

Sabed que hemos hecho un amigo. Lo hemos llamado Bucle. Bucle es un señor de unos sesenta y tantos. Tiene el pelo canoso y no se peina desde hace unos días, al parecer. Viste pantalón verde de pana y usa zapatos. Lleva cazadora, y nos lo hemos imaginado con camisa de leñador de franela debajo. No tiene mentón, le falta medio brazo derecho y anda de medio lado.

Estábamos sentados en una de las habitaciones de arriba, hace dos días rebuscando algo que nos pudiera servir cuando lo vimos aparecer. Vino del pueblo que pasamos al llegar aquí. Tropezó con el coche. Se dio media vuelta, subió unos diez metros o así, giró, volvió a bajar y tropezó con el coche. Se dio media vuelta, subió unos diez metros o así, giró, volvió a bajar y tropezó con el coche. Se dio media vuelta, subió unos diez metros o así, giró, volvió a bajar y tropezó con el coche. De ahí su nombre. Lleva así desde que llegó. Incansable. Cuando se golpea con el coche da un gruñido. Lo que hace que se nos hiele la sangre, ya que, al no haber ningún ruido en la calle, se oye mucho más de lo que nos gustaría.