jueves, 18 de noviembre de 2010

Diario de Amira, 7 de noviembre de 2009. 11:35 horas

Nos hemos despertado hoy con el ruido de disparos. Nos hemos alarmado. Hasta Silvia ha salido de la habitación para ver qué pasaba. Nos hemos acercado a las ventanas y hemos visto los destellos del fusil de una persona que estaba subida a una de las torres. Disparaba hacia fuera de base. No se a quién. Lo único que he visto es salir al capitán hacia la torre corriendo, ha subido y se han dejado de oír los disparos. Una vez que los dos bajaron, se les unieron el resto de compañeros. El capitán le ha echado una bronca al soldado increíble. Los gritos llegaban perfectamente a nuestros oídos. Incluso con las ventanas cerradas pudimos distinguir las frases. Le ha dicho que no se puede desperdiciar la munición, que solo tiene que vigilar, no disparar; que nos había puesto en peligro a todos. Al soldado no parece haberle afectado la reprimenda. Incluso he podido notar una leve sonrisa burlona en su cara.

Al terminar, el capitán se ha encerrado en el despacho mientras otro de los militares le daba una palmada en la espalda. Después, se han ido a la cantina. He pasado por allí hace un rato cuando me dirigía hacia mi habitación para escribir lo ocurrido y los he visto bebiendo cerveza. Uno de ellos me ha dicho que bebiera con ellos, pero he hecho como si no los hubiera oído.

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