martes, 27 de octubre de 2009

19 de octubre de 2009. 15:50 horas

He llegado a nuestra nueva oficina hace veinte minutos. Ahora mismo, tengo una vista privilegiada a la rotonda de La Marga, es a una de las entradas a Santander. Por las mañanas puedo ver los atascos, y a los agentes de movilidad parados cual señales de tráfico. Esta mañana, sin ir más lejos, ha estado uno una hora de reloj sin moverse hasta que ha llegado un compañero suyo. Después, este compañero se marchó, y él se quedó de nuevo en plan señal de tráfico.

Cuando he ido a comer, he visto que tenía una carta de mi centro de salud en la que me dicen que el miércoles a las 11 horas debo pasar a ponerme la vacuna de la gripe A. A mis padres y a mi hermano también les ha llegado la carta, pero para el martes. Yo tengo un médico diferente a ellos. Me cambié hace tiempo. Les he dicho que no iba a ir y he estado discutiendo en casa. Ellos, al menos mis padres, porque mi hermano hasta la tarde no llega a casa, si irán. Les he contado lo que creo saber del tema, más no puedo hacer. Ellos verán. No se si el tipo que fue este fin de semana a ponerse la vacuna, al final se la puso o no. No tengo ni idea. Lo que si se, es que ha habido bastante gente.

En esta oficina hace un calor de mil demonios, no hay quien pare. Ahora mismo solo estamos dos. Javi está de vacaciones y Sonia está en nuestro antiguo lugar de trabajo, porque aquí no podía hacer nosequé. No la he escuchado. Estaba metido en lo mío cuando me lo dijo esta mañana. Así que, aquí estamos. Sergio ha puesto el aire acondicionado. Yo paso, que me sienta bastante mal.

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